domingo, 6 de mayo de 2012

La ciencia, única forma de ingresar a la sociedad del conocimiento


Xalapa, Equez., Ver., domingo 6 de mayo de 2012.
La ciencia, única forma de ingresar
a la sociedad del conocimiento
·       En el siglo XXI, el que no sea científico se queda afuera: Pérez Tamayo
·       Los jóvenes tienen que comenzar a pensar que las cosas en este mundo son racionales: Jiménez Montaño
 Jorge Vázquez Pacheco
En la Mesa 5 del Foro Internacional “Arte, Ciencia, Luz” de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2012, cuyo tema fue “La ciencia en el Siglo de las Luces y las nuevas disciplinas del Siglo XXI”, Ruy Pérez Tamayo y Miguel Ángel Jiménez Montaño coincidieron en que la ciencia es la única forma de ingresar al conocimiento.
Jiménez Montaño indicó que la educación en México es muchísimo peor de lo que señalan los medios de comunicación: “Quienes dirigen las universidades privadas son unos mercenarios, y lo digo con conocimiento porque yo trabajé 10 años en la Universidad de Las Américas. Lo único que les interesa es el negocio, como si se dedicaran a producir salchichas. No les interesan los estudiantes, quienes tienen que hacer semestres de cuatro meses y obtienen conocimiento ‘inyectado’, no aprendido. Quien es bueno irá por su licenciatura y luego se irá a otro lado a tratar de aprender de verdad.
”Mi convicción es que necesitamos cambios muy radicales para que la situación mejore; todavía permean la educación primaria y secundaria conceptos ya no digamos de la Edad Media, sino aún anteriores. Mientras todos crean que las cosas se van a resolver mágicamente, ¿por qué molestarnos en tratar de resolverlas racionalmente?”
Al explicar la diferencia entre ciencia y pseudociencia, citó el caso de los aborígenes de Australia que construyeron un avión de madera suponiendo que atraería a los aviones que pasan, de la misma forma que un remedo de pájaro atrae a sus congéneres. “La pseudociencia es algo que intenta cuantificar las cosas como si fuese ciencia, pero que no se basa en hechos científicamente comprobables.
“La bioinformática es una falsedad, en realidad es la biología molecular computacional. Cuando comencé a trabajar sobre esto, en 1972, no había ningún atlas de proteínas en México. Para alinear globinas, lo hice en un papel de esos que usan los contadores, a mano ponía las letras de los aminoácidos y con colores diferenciaba las propiedades químicas de acuerdo con una clasificación que habíamos propuesto. Hemos pasado de la época en que se trabajaba a mano, a la época en que la información no está en ningún lado porque está en todas partes. Ustedes busquen código genético en la red y les van a aparecer como 130 mil nodos.”
Pérez Tamayo, con excelente humor, mencionó que la ciencia básica para nada sirve, pero la aplicada sí y en cosas de todos los días: “Creo que esta clasificación –ciencias básica y aplicada– la inventó un economista, un banquero o alguien que nada tenía que ver con la ciencia que, en primerísimo lugar, sirve para generar conocimiento, que es el instrumento más valioso del laboratorio. Cuando uno tiene una nueva información, con eso puede imaginarse qué va a hacer el día de mañana”.
Ante la pregunta ¿recomiendan a los jóvenes convertirse en científicos?, Pérez Tamayo señaló: “¿Qué no lo son todos ya? Si no, algo anda muy mal. En el siglo XXI, el que no sea científico se queda afuera, porque es la única forma de ingresar a la sociedad del conocimiento, que es la base de la cultura”.
Por su parte, Jiménez Montaño apuntó que “los jóvenes tienen que comenzar a pensar que las cosas en este mundo son racionales. A ningún loco se le ocurriría lanzarse desde lo alto de un edificio sólo para comprobar que funciona la ley de la gravedad. El científico nace y se hace, pero se requiere de una predisposición y, en este sentido, el científico nace, sin embargo eso no es suficiente. Como en el arte, es uno por ciento de inspiración y 99 por ciento de ‘transpiración’ ”.
Pérez Tamayo dijo: “Cuando el físico y escritor C.P. Snow publicó su famoso texto Dos culturas, lamentaba que los escritores no supieran qué es la Segunda Ley de la Termodinámica, mientras que los físicos nunca había leído Macbeth. Eso ilustra el problema en la difusión del conocimiento humano en sus distintas áreas y persiste hasta la fecha, sin posibilidades de que se remedie en un futuro inmediato”.
Finalmente, coincidieron en que el conocimiento científico con frecuencia marcha en contra de la intuición natural. La Tierra aparentemente era plana y todos pensaban que era el centro del Universo, pero el conocimiento desmintió todo aquello, porque la ciencia es un conocimiento especializado acerca de cómo es el mundo.
Pie de foto
Ruy Pérez Tamayo y Miguel Ángel Jiménez Montaño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario