lunes, 30 de abril de 2012

El capitalismo no atiende las necesidades sociales


El capitalismo no se dedica a atender las necesidades sociales, sino las necesidades de quienes tienen el poder adquisitivo suficiente o, más bien, holgado, sin importarle el estado en que se encuentren las mayorías trabajadoras, aquellas que con su trabajo están encadenadas a proporcionarle comodidades a las minorías, a costa de su propio bienestar.
Para ponerlo en términos crudos y provocadores: el rancho y la bicicleta son socialistas, la quinta y el automóvil son capitalistas. El mismo Ilich dice que los gobernantes socialistas no se transportan en jet sino en bicicleta. Esta afirmación nos llama a revisar bien lo que estamos haciendo para construir el socialismo y lo que proponemos como modelo de sociedad socialista. Es posible ir mejorando el rancho hasta convertirlo en el tipo de vivienda apropiado para el socialismo, es decir, para que todo el mundo tenga vivienda, autoconstruida, automejorada y autoconservada; pero es imposible masificar el tipo de vivienda capitalista, porque es, por definición, un tipo de vivienda para minorías, que exige sacrificar la satisfacción masiva de esta necesidad, es decir, que condena a los trabajadores de la construcción a pasarse la vida haciéndole las casas a la pequeña burguesía y a los ricos, mientras ellos viven precariamente.
Socialismo es, en mi opinión, elevar el bienestar desde las condiciones de los pobres y no pretender masificar los privilegios de las clases medias y los ricos. Para aceptar esto se requiere una visión crítica del tipo de comodidades que ha creado el capitalismo, pues son comodidades definidas para la ganancia, para el mercado, para la concentración de capital, nunca para la felicidad ni el bienestar del pueblo. Que la clase media considere que está cómoda es una señal de alienación, por lo demás fácil de refutar, si se toma en cuenta la cantidad de señales de infelicidad que se consiguen en la familia pequeñoburguesa: disolución, depresión, etc.
De aquí podemos pasar a revisar críticamente otros productos del capitalismo: la medicina, la agricultura, la alimentación… El sistema agrícola capitalista no resuelve el problema de producir alimentos para todos, el sistema campesino sí. La medicina capitalista no resuelve el problema de salud colectivo, las medicinas tradicionales sí. La alimentación capitalista enferma a la población, pero es un gran negocio; debemos modificar los patrones alimentarios, idear el sistema de alimentación del socialismo. En el fondo, esto significa revolucionar el régimen de necesidades, lograr que se manifiesten las necesidades realmente sociales y producir los bienes, también sociales, que las satisfagan. Para ello, lo peor que podemos hacer es tomar como patrón las soluciones que ha engendrado el capitalismo.
No se me ocurre mejor manera de concluir esta intervención en el debate, que recordar la frase de Gandhi relativa a que tenemos los recursos para satisfacer las necesidades de todos, pero no la codicia de unos pocos; o aquello de que rico no es el que más tiene sino el que menos necesita. Revisemos, entonces, hasta qué punto el capitalismo nos ha creado un sistema de necesidades perverso y destructivo, haciéndonos creer que es riqueza.

fuente: http://www.aporrea.org/ideologia/a31481.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario